La terapia sistémica aplicada a la terapia individual consiste en el trabajo con clientes que desean modificar sus conflictos y problemáticas ya sea con sus familia de origen o con la que han formado. En estos casos la familia no acude a las sesiones debido a la lejanía por sus lugares de residencia o porque los otros miembros de la familia no muestran interés en una terapia.
En este tipo de terapia individual se le transmite a los clientes que los problemas generados debido a las consecuencias que acarrean determinados comportamientos y la experiencia asociada a ellos no son la manifestación de una profunda patología individual. Bajo este enfoque el trabajo se concentra en las relaciones significativas que se mantienen en el presente. Estas relaciones abarcan todo el espectro de relaciones sociales en las que estamos inmersos: pareja, amistades, familia de origen, sociedad. También se trabajan las relaciones que cada persona establece consigo mismo y se discute la interacción que se genera con la terapeuta durante todo el proceso.
Debido a que en la terapia individual solo una perspectiva de la problemática puede explorarse. Es decir, la perspectiva que trae la cliente, durante la terapia se aplican diferentes métodos que amplían la perspectiva de la problemática en la que se trabaja. Estos métodos son las preguntas circulares, el esclarecimiento de delegaciones, la contextualización del problema, y preguntas que apuntan a una exacerbación o mejoramiento del problema. La situación que se desea aclarar puede también visualizarse utilizando técnicas como la línea del tiempo y el genograma.
* Según von Schlippe y Schweitzer
Genograma de una cliente